La Segundo Maestre Marcela Villa, con más de 12 años de servicio, habla sobre su vocación, su compromiso con la Marina y su trabajo en la erradicación de plantíos de droga. En un contexto de creciente participación femenina en la institución, Villa es un ejemplo de lealtad y dedicación.
👤 Por: | 07, marzo 2025
Antes de escuchar los pasos -sólidos y acompasados- Marcela Villa ya está en firmes y nos solicita que nos peguemos a la pared para dar paso a un contingente de marinos que avanza hacia nosotros pero que no habíamos percibido; por reflejo, los dos reporteros la imitamos y adoptamos el mejor firmes que nos sale. La voz -amable y risueña- de la Segundo Maestre vuelve a conducirnos por las oficinas de la Secretaría de Marina; es enfermera con experiencia operativa en erradicación de plantíos de droga; es, reconoce, parte de una guerra que será muy difícil ganar.

8M, Día Internacional de la Mujer, se alcanza a leer en parte de la escenografía que servirá para conmemorar a las más de 18 mil mujeres enlistadas en la Marina; Marcela Villa tiene 12 años de servicio, le faltan 8 más para jubilarse, pero antes de ello debe cumplir sus metas: ascender, seguir ayudando a sus compañeros y, porque no, llegar a ver a la primera mujer como Secretaria de Marina.

Hoy en día uno de cada cuatro elementos de la Marina son mujeres. Desde el año 2010 se quitó la restricción de sólo varones en la Infantería; hay mujeres buzas, carpinteras, soldadoras, químicas y, entre otras, cuatro contraalmirantes, una de ellas Directora del Centro de Estudios Navales en Ciencias de la Salud, Yza Nubia Frías Aguirre.

Marcela ingresó a la Secretaría de Marina siguiendo los pasos de su padre, creció en una familia de militares y ahora forma su propia historia:

“Es un orgullo ser hijo de militar. A veces una cuestiona mucho los tiempos pero cuando están con una siempre lo dan todo; seguir sus pasos me inspira: dices, ‘yo quiero ser como él, quiero ayudar a la población’”.

La Segundo Maestre es parte del equipo que viaja a regiones donde el crimen organizado siembra marihuana y amapola y tiene laboratorios para la fabricación de drogas sintéticas -desde Guerrero y Oaxaca hasta Sinaloa, Durango y Chihuahua-, es la encargada de vigilar la salud de sus compañeros; la enfermería, enfatiza, es no sólo su vocación, es un compromiso, un asunto de lealtad, corazón y humanismo enorme.

Marcela reconoce que su vida con o sin uniforme no es tan distinta:

“Hay que tratar de dar lo más que se pueda también allá afuera, aprovechar el tiempo que tienes libre con la familia, que sea un tiempo de calidad y calidez que siempre lo lleve presente la familia, porque ahí también tenemos un horario de salida pero no de regreso”.

En 8 años Marcela Villa podrá dejar la Secretaría de Marina -aunque no se ve convencida de hacerlo-, su vida después -se toma unos segundos para responder- no debería ser tan distinta, seguirá siendo enfermera: “Esa calidad humana a ninguna enfermera se nos quita”.
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