De acuerdo con las autoridades, los implicados accedían físicamente a los cajeros, retiraban componentes internos y luego instalaban software diseñado para ordenar la entrega automática de efectivo. El dinero obtenido era distribuido entre distintos integrantes para ocultar su origen, según los documentos judiciales.
La acusación señala que parte del código malicioso era desarrollado fuera del país y enviado para su instalación local mediante dispositivos USB. Este método permitió operar en diferentes ciudades y bancos sin necesidad de forzar los equipos de manera tradicional, lo que dificultó su detección inicial.
La fiscal federal Lesley A. Woods informó que las imputaciones incluyen delitos financieros y uso indebido de sistemas informáticos.
“Se trató de una operación coordinada que afectó a instituciones financieras y clientes en varios estados”,señaló en un comunicado oficial.
Nuestro medio recabó las perspectivas de expertos en ciberseguridad y crimen financiero.
“Estos ataques muestran cómo el delito evoluciona hacia el uso de conocimientos técnicos avanzados”, explicó un analista en seguridad digital, quien subrayó la importancia de actualizar los sistemas bancarios de forma constante.
Otro especialista en economía señaló que “la cooperación internacional es clave para frenar este tipo de fraudes que no reconocen fronteras”.
También hablamos con la gente para conocer su percepción. En entrevistas realizadas en zonas comerciales de Omaha, Nebraska, ciudadanos expresaron preocupación, pero también confianza en que las instituciones refuercen la protección. “Uno usa el cajero a diario y espera que sea seguro; saber que se investiga da tranquilidad”, comentó un usuario habitual.
Las autoridades federales reiteraron que el proceso judicial continúa y recordaron que toda persona imputada se presume inocente hasta que un tribunal determine su responsabilidad.
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